Tremebunda
García se había hecho una experta en recorrer tiendas de artilugios sexuales
extraños, tanto era así que en algunas de ellas la llamaban por el diminutivo.
-Hola
Treme, ¿qué tal lo lleva hoy?
Ella
bajaba los ojos como con timidez cuando el chico que le gustaba desde hacía
años le hacia la pregunta, mientras, de reojo, buscaba el último vibrador a
cinco velocidades que emitía música clásica a la vez que vibraba. Treme compraba
siempre el XXL, vibrador que confeccionaban a mano unas lesbianas japonesas de
más de cien años.
Masmeesfuerzo
Andosuelto, era de condición humilde, nada que ver con el rancio abolengo de
Tremebunda, pero el amor no tiene barreras y el dependiente y la eterna
heredera se habían enamorado entre explicación y explicación del funcionamiento
de artilugios sexuales. Por descontado que la Marquesa de Andetrinco no era
conocedora de las andanzas de su hija, por dios le hubiera dado un patatús,
además ésta, hábil ella por las noches pasaba al modo "vibrador"
tampoco hacia falta su señora madre era sorda de los dos oídos y de un pie y
roncaba como un camionero después de una buena borrachera, el camionero, no la
marquesa, aunque también porque empinaba el codo, los dos de Anís del Mono, en
realidad, lo del modo vibrador era puro vicio......
Aprovechando
que la marquesa viuda se iba unos días al balneario, con otras momias de su
círculo de amigos a Treme se le ocurrió que podía invitar a Masmeesfuerzo a
merendar y así podía enseñarle su colección de artilugios sin ningún peligro.
Lo único que tenía que hacer era neutralizar a Deontontina criada que llevaba
muchos años en la casa tantos que Treme no sabía si formaba parte de ella
mimetizándose con las paredes. Más de una vez estuvo a punto de tirar los
vibradores al suelo al llegar a casa cuando no la veía y salía de la pared como
un fantasma.
Nada
podía impedir que ella trajera a su enamorado al palacete así tuviera que
encerrar a Tontina bajo cuatro candados. Con una sonrisa bobalicona colgando de
la comisura de su boca y con su última adquisición a cinco velocidades entre
las manos soñó toda la noche con el hombre de sus vida.
Cuando
se despertó se vistió con sus mejores galas hechas a manos porque Treme como su
nombre indicaba estaba tremenda de caderas y pechos, a distancia creías que una
mesa camilla se acercaba a ti, y se encaminó hacia la tienda, suerte que Masmeesfuerzo
era un chico tímido y de pocas luces, eso si dotado para la mecánica como
ninguno y con una simpatía a raudales que a Treme la hacia rejuvenecer. Entró
como un toro en el sexshop, él estaba atendiendo a una pareja de ancianos así
que tuvo que esperar disimulando su ansiedad por hablar con él e invitarlo a
merendar. Cuando la vio la cara del chaval cambió iluminándose cual sol de
primavera, despachó en un plis a los ancianos endorsándoles un pack completo de
hágalo, hágaselo y se dirigió a Treme.
-Usted
por aquí, cuanto me alegro.
-Pues
si, quiero comprar unas pilitas –Treme todo lo hacía pequeño, para
contrarrestar su opulenta figura.
Aunque
Masme, sabía que en los chinos de al lado las pilas eran más baratas, corrió
raudo a un cajón y sacó un par de pilas que envolvió con primor de chico
enamorado. Muchas veces se imaginó envuelto en las carnes magras de Treme
oyéndola gemir como una posesa.
Mientras
utilizaban como locos todos los vibradores a su alcance.
Cuando
le dio el paquete sus dedos se rozaron y ambos vibraron de pasión ellos y los
quinientos vibradores de la tienda y trastienda. Momento en que aprovechó Treme
para decir.
-
Oiga joven ¿le gustaría asistir esta tarde a una merienda en mi casa?
-Estaría
encantado, déme la dirección ¿a qué hora me persono?
Ella
hizo un cálculo de las horas que Tontina dedicaba a su siesta diaria.
-Pues
a las seis estaría perfecto.
-Allí
estaré como un clavo señora mía.
La
cara de Treme al salir del sexshop expresaba una felicidad inmensa, tras
cuarenta y cinco vírgenes años por fin se decidía a dar el paso, porque de hoy
no pasaba que le quitara el polvo a más de un artilugio.
Cuando
llegó a casa descubrió a Deontontina trajinando en la cocina.
-Oye
Tontina me apetece ese dulce tan bueno que hacías ¿recuerdas? aquel de tres
chocolates.
A continuación echó un vistazo en la alacena donde su madre guardaba el aguardiente que todos los años le enviaba el tío Geroncio el de Asturias.
A continuación echó un vistazo en la alacena donde su madre guardaba el aguardiente que todos los años le enviaba el tío Geroncio el de Asturias.
-Pero
muchacha ¿qué mosca te ha picado? te noto alborotada.
A Tontina
le faltaba la pierna derecha, al haberla perdido en la guerra y se movía por la
casa con dos muletas que le había regalado su primo Trastuerto del que estuvo
enamorada toda su vida.
-¿Qué
buscas?
-Nada
no busco nada, echo un vistazo no más.
A
las cinco treinta en punto minuto arriba, minuto abajo la criada se tumbaba en
su cama y se sometía al juicio de los justos durante dos horas, horas que Treme
pensaba aprovechar al máximo.
Cuando
llegó la hora y Tontina se encerró en su cuarto ésta cerró la puerta con la
llave que previamente le había robado y puso una silla como había visto hacer
en las películas.
A
las seis en punto ni un minuto antes ni uno después sonó el maravilloso y
sonoro timbre del palacete ingenio perpreñado por el tatarabuelo de Treme el
Marqués de Trincomucho y Medivierto III. Un genio en eso de las máquinas del
que Treme había sacado su afición a los artilugios raros.
Teniendo
dos horas por delante más o menos, Treme se arreglo los pechos antes de abrirle
a su amado.
-Buenos
tardes señorita Treme.
-Buenas
tardes Masme.
-Estas
flores son para usted.
Y
le alargó un ramo de preciosos claveles, lo único que había podido comprar dado
su ajustado sueldo.
Sin
más dilaciones Treme y él se dirigieron al cuarto de ella, él se dejaba llevar
impresionado por los cuadros de antepasados de ella.
A
priori su cuarto estaba impoluto pero cuando Treme aplaudió aquello cambió por
completo, una gran bola como la de las discotecas bajó del cielo, de las
paredes sobresalieron estanterías llenas de vibradores de todas formas y
colores y una música erótica empezó a oírse por toda la habitación. A Masme se
le pararon los pulsos y tuvo que tragar saliva miró hacia donde Treme le
esperaba con una desabille que a duras penas le tapaba sus vergüenzas y sin
pensárselo dos veces se abalanzó sobre ella.
Probaron
todos los vibradores, algunos hasta varias veces y se amaron como posesos,
arriba, abajo, de lado, de frente, de espaldas, reían a carcajadas, toma ahora
te toca a ti se decían felices, zasca por aquí, por allá, lo hicieron en la
cama, en el suelo, en el sofá, hasta que sucedió la tragedia, el cuadro de luces
del palacete no se había revisado desde los tiempos de ni se sabe y no pudo
soportar tanta presión vibratoria, saltaron todos los fusibles y empezaron a saltar
chispas por toda la casa, Treme y Masme salieron a la calle con lo puesto o sea
nada y los bomberos tuvieron que rescatar a Tontina cuando Treme les explicó
que dormía a pierna suelta. A la marquesa que ya volvía de su relax aún le dio
tiempo a contemplar como su palacete ardía cual falla valenciana y a distinguir,
tal cual ella la había traído al mundo, a su única hija Tremebunda, abrazada a
un muchacho flaco y tembloroso.
Cuando
la marquesa se recuperó de su ataque y consiguió decir algo sus primeras
palabras fueron.
-¡Tremebunda!
¿En qué estabas pensando mala hija?
-Madre
yo solo quería divertirme un poquito.
-Te
voy a dar diversión, mañana te llevo al convento de tu tía Gensantísima, ella sabrá
que hacer contigo.
Y
así termina esta historia, Treme partió al convento donde se dedica a inventar
vibradores para las novicias y Masmeesfuerzo volvió a su pueblo de
Piedrasverdes, donde regenta una pequeña tienda que surte de material a
Treme…..
FIN.